Llenos de alegría por la bendición de nuestras instalaciones e inicio del caminar rumbo a los 40 años de vida del IMDOSOC, les compartimos las palabras del Cardenal Mons. Carlos Aguiar Retes, arzobispo de la Arquidiócesis Primada de México.
Me alegra mucho participar con ustedes en este evento de bendición y de renovación de la casa, y la cercanía de los 40 años de esta institución que tanto bien ha hecho a nuestra sociedad. Puedo decir que no solo a nivel del país sino que ha repercutido fuera del mismo con las actividades que IMDOSOC ha propuesto, promovido y que ha tratado de llevar para ayudar a la aplicación de la Doctrina social de la iglesia y a que se haga realidad en la relación de los distintos ámbitos de nuestra vida social.
En primer lugar, además de expresar mi reconocimiento y felicitación a IMDOSOC por estos 40 años, quiero resaltar la importancia de transmitir los contenidos de la Doctrina social de la iglesia que confluye a partir de las enseñanzas de Cristo y que posteriormente el Magisterio de la Iglesia se ha ido actualizando y adaptando a los distintos momentos de la historia de la humanidad después de la venida de Jesús. Por ello creo que en este momento cuando está fracturada la relación social, en nuestro país hasta polarizada, considero que es de vital importancia que pasemos siempre de los dichos a los hechos, es decir, no basta conocer qué debemos hacer sino que hay que hacerlo, es importante conocer porque así tomamos conciencia de cómo Dios ha diseñado al ser humano y a la humanidad en sus relaciones entre unos y otros.
Recogiendo el dato tan triste de que en occidente está expresada la presencia de la Iglesia y de la cristiandad en su inmensa mayoría, es ahí y particularmente en América Latina en donde encontramos los mayores índices de desigualdad. San Juan Pablo II la señaló a AL como el continente de la esperanza, después el Papa Benedicto nos dijo en Aparecida a los obispos, “ya es hora de que pasemos de la esperanza a ser el continente de la expresión de la caridad, del amor”. Y seguimos siendo todavía la región más desigual del mundo, toda América Latina, ni siquiera Asia, Oceanía o África, tienen estos índices de desigualdad entre las clases sociales que constituyen una nación. Eso debe ser un gran reto, y por eso el IMDOSOC es una presencia muy significativa.
Esta reflexión en torno a dicha situación y lo que debemos hacer, nos recuerda que si bien una persona en lo individual ya hace mucho cuando lleva una buena relación con sus vecinos, con sus compañeros de trabajo, con su propia familia, esa sinergia se vuelve más fuerte cuando se amplía, cuando se crean otras relaciones coincidentes en el pensamiento y en el deseo de cómo queremos ver a nuestra sociedad.
Hoy hay que seguir promoviendo que las personas seamos positivas y que aportemos siempre en todos los ámbitos. Hoy se vuelve fundamental la relación no solamente entre las personas en una institución sino entre las instituciones para generar una fuerza mayor de influencia.
Yo era de las personas que pensaba que la Ciudad de México ya estaba medio perdida, y veía la Ciudad como la ven la mayoría de quienes no la conocen en su interior, una ciudad pagana que tiene todas las expresiones culturales menos la expresión de la catolicidad. Pero esta idea cambia visitando los barrios, las poblaciones originarias, viendo las relaciones en distintos ámbitos que se tienen en los mercados con los locatarios, como lo hemos hecho en los hospitales con la relación entre los médicos y los pacientes, todas estas actividades socio-caritativas que la presencia de la vida consagrada, con 300 congregaciones religiosas femeninas en la Arquidiócesis de México y más de 3,000 religiosas haciendo obras admirables, como el Centro San Camilo, junto a la plaza de Garibaldi, una escuela para todos los padres de familia que no tiene con quién dejar sus hijos, o la escuela cerca del aeropuerto que funciona para todos los niños con dormitorio, comedor y asistencia, encabezado por tres religiosas y un equipo de exalumnos de ese mismo colegio, que están convencidos del bien que se hace. Es admirable, pero eso no emerge, toda esta riqueza ya existe pero qué tenemos que hacer para que emerja.
Lo que yo he pensado es la necesidad que hay de trabajar juntos, las instituciones presentes con el Pensamiento social cristiano en todos los niveles, y así hemos trabajado los obispos auxiliares y un servidor tratando de asistir para interrelacionar de distintas maneras las actividades propias de la Iglesia y de los católicos en sus respectivos ámbitos laborales. Por eso hemos ido creando parroquias personales en las empresas, por eso tenemos la Vicaría especial para apoyar al laicado en sus actividades y hacer sinergias entre instituciones y organizaciones, y lograr lo que nos dijo Jesús, “la luz no se puso para ocultarla sino para alumbrar a los demás”, Mt 5,15. Eso nos hace falta en esta gran ciudad.
Como la relación entre Imdosoc y la UCLG con la Maestría en PSC, o el conjuntar esfuerzos con todas las cáritas diocesanas durante la pandemia, cooperando entre 73 diócesis con el padre Rogelio, y se pudieron establecer más de 200 centros de escucha para ayudar a las personas que comenzaba a deprimirse o que tenía necesidad de alimentación. Se puede y lo debemos hacer con mucha urgencia, la interrelación, la puesta en común, el darnos la mano, caminar juntos como dice el Papa Francisco, eso es la sinodalidad, poner lo que hacemos, el conocimiento, y ver de qué manera conjuntar esfuerzos para que la luz del Evangelio ilumine a nuestra sociedad en México.
No hay que tener miedo a tener poquito, hay que tener miedo a no juntar eso poquito con lo poquito del otro.
Que el Señor nos ayude a llevar a cabo esta urgencia social de que aparezca la levadura del Evangelio, de las enseñanzas de Cristo en medio de nuestra sociedad, y dejemos de ser la región más desigual del mundo. Y como nos dijo el Papa Francisco “esto se logra caminando juntos”.
Gracias.
Commentaires