El pensador crítico protagonista del Pacto Educativo Global
Empecemos leyendo el artículo de esta semana del Dr. Fco. Javier Sierra en: https://alexandria21.digital/misdocumentos/boletines/2021-0603.pdf titulado El pensamiento crítico, en el que nos explica cómo debería ser el pensador crítico capaz de razonar para transformar.
Ahora, si hacemos un análisis realista del sistema educativo y el impacto que la pandemia ha tenido en el mismo, entendemos por qué el Papa ha ofrecido siete claves sobre las que todos debemos comprometernos personal y conjuntamente para llevar adelante el Pacto Educativo Global.
En esta ocasión vamos a centrar nuestra atención en la prmera clave: “Poner en el centro de todo proceso educativo formal e informal a la persona, su valor, su dignidad, para hacer sobresalir su propia especificidad, su belleza, su singularidad y, al mismo tiempo, su capacidad de relacionarse con los demás y con la realidad que la rodea, rechazando esos estilos de vida que favorecen la difusión de la cultura del descarte”.

¿Cómo lograrlo si no ponemos atención a la calidad del pensamiento de nuestros educandos? o ¿en la calidad de nuestros pensamientos?
¿Qué acaso nos hemos preocupado por conocerlos personalmente para saber si poseen una o varias de estas habilidades: búsqueda de la verdad, tolerancia, disposición a ser analítico, disposición al trabajo sistemático, confianza en sí mismo, curiosidad intelectual y madurez?
Nuestro futuro no puede ser la división, el empobrecimiento de las facultades de: pensamiento e imaginación, de escucha, de diálogo y de comprensión mutua.
Hemos podido, este último año y medio, ¿promover preguntas “para pensar” que permitan a todo estudiante expresar su opinión? ¿les damos tiempo para reflexionar antes de responder?, ¿hemos utilizado metodologías activas sobre todo ahora que en todas partes se han activado respuestas rápidas a través de plataformas educativas?, ¿hemos fomentado un clima de respeto, tolerancia, confianza y apertura que permita equivocarse y corregir para seguir aprendiendo con la participación activa de todos?, ¿hemos favorecido el aprendizaje autónomo?
Si las respuesta a estas interrogantes son afirmativas, entonces hemos podido reconocer que lo que está en crisis es nuestro modo de entender la realidad y de relacionarnos y que ya no era posible seguir así y por eso tomamos la decisión de cambiar.
Estamos convencidos, como lo ha dicho el Papa, que “educar es siempre un acto de esperanza que invita a la coparticipación y a la transformación de la lógica estéril y paralizante de la indiferencia en otra lógica distinta, capaz de acoger nuestra pertenencia común”… ya sea que nuestros espacios, sean virtuales o híbridos, deben ser medios que permitan a los docentes ser capaces de generar y mostrar nuevos horizontes, en los que la hospitalidad, la solidadridad intergeneracional y el valor de la trascendencia construyan una nueva cultura.

El planteamiento de un aprendizaje en el cual el educando es el actor central y responsable de su propio aprendizaje, es clave para estimular el pensamiento crítico. Es nuestro compromiso como docentes, detonar el pensamiento crítico que encamine a cada educando a buscar respuestas en un verdadero aprendizaje colaborativo y de sevicio, que les permita relacionarse con los conocimientos y la realidad con un criterio propio, y por lo tanto, más libre.
Así es que, “Necesitamos valentía para generar procesos que asuman conscientemente la fragmentación existente y los contrastes que de hecho llevamos con nosotros; la audacia para recrear el tejido de las relaciones a favor de una humanidad capaz de hablar el lenguaje de la fraternidad”.
¡Hasta la próxima!
