La pandemia ha dejado muchas lecciones, en lo personal, en lo familiar y en las diversas esferas de lo colectivo. La más importante, a nivel nacional, es la importancia de contar con servicios de salud que funcionen.
En un país tan desigual como México y donde la mitad de la población carece del ingreso suficiente para la canasta básica (alimentos, vivienda, vestido, transporte), el sistema público de salud es indispensable para el bien común.
Porque, además, la salud es un derecho humano, no puede ser una prestación laboral, o una mercancía. Mucho menos un privilegio.
Como país debemos aprender la lección. Este año viviremos un récord trágico de mortalidad. Más de un millón de muertes (1.042,908). Casi 300 mil más de las que hubo el año pasado (747,784).
De ellas, poco más de 120 mil serán causadas directamente por el virus del Covid-19. Otras 170 mil muertes estarán asociadas -al menos en el tiempo- a la pandemia. Aunque su causa no será el virus, sino otras enfermedades. Y mas de 700 mil serán las muertes “esperadas”. Muchas de estas muertes serían evitables. Podrían ser tratadas y atendidas con los conocimientos y tratamientos disponibles en el sistema de salud.
Contar con servicios públicos de salud que sí funcionen, accesibles para todas las personas, sin condiciones, sin depender de su capacidad de pago o su condición laboral, es indispensable para el país: para reducir las muertes antes de tiempo y atendibles, para mejorar la calidad de vida, para disminuir el dolor y el sufrimiento y para evitar los gastos derivados de las enfermedades, que además pueden generar pobreza.
Ya antes de la pandemia, muchas de las muertes eran resultado de fallas sistémicas del conjunto del sistema de salud. Según parámetros internacionales, el 43% del total de muertes en 2018 en México eran evitables.
El indicador “muertes evitables” sirve para medir el funcionamiento del conjunto del sistema de salud. No se refiere únicamente al evento final, cuando los padecimientos ya se complicaron y no hay nada más que hacer. Tampoco refiere a situaciones de negligencia médica.
El indicador “muertes evitables” muestra más bien las fallas en las fases iniciales, las que forman la “Atención Primaria en Salud”: la prevención, la contención del riesgo, la detección oportuna y el control en sus fases tempranas, de enfermedades y padecimientos curables con los conocimientos, medicamentos y recursos disponibles en el sistema de salud.
Una tarea ciudadana de primer orden es comprender esta dura lección de la pandemia, con el fin de exigir y colaborar por todos los medios al alcance para construir un sistema público de salud, con cobertura universal, es decir para todas las personas sin distinciones ni condiciones, con equidad y calidad.
Te invitamos a conocer el Reporte especial “La muerte tiene permiso” donde ampliamos este análisis y presentamos las propuestas para el sistema de salud.
Rogelio Gómez Hermosillo
Coordinador de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza
Acción Ciudadana Frente a la Pobreza es una iniciativa creada en 2015 con el respaldo de IMDOSOC, quien asumió el liderazgo para la convocatoria y pasos iniciales de un grupo amplio y plural formado por más de 60 organizaciones de la sociedad civil que respaldan esta iniciativa.
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