Las próximas elecciones judiciales ¿Qué hacer?

Integrantes de la Comisión Política y Libertad Religiosa del IMDOSOC comparten sus reflexiones…

La decisión de votar o no votar en las elecciones es, sin duda, un dilema ético, que cada quien en conciencia decidirá lo que considere mejor para México. Esa decisión será ética si es el resultado de un análisis y reflexión, y no producto de apatía o de resentimiento. En el fondo, no se trata sólo de votar o no votar. Se trata de reconocer nuestra libertad y responsabilidad ante el destino del país. Votar sin pensar, legitima lo injusto. Resignarse también.  Pero actuar desde la conciencia y el sentido profundo, incluso en el gesto más pequeño -como abstenerse o denunciar-, puede ser una forma poderosa de resistencia y dignidad.

Consideramos que la premisa para el análisis ético es que la decisión ponga en el centro del mismo el bien común - entendido como el conjunto de las condiciones sociales, políticas y económicas que permiten a los individuos y grupos, alcanzar su destino natural y espiritual -. Dos de esas condiciones son: la democracia y el estado de derecho. Que a su vez, se apoyan, entre otras, en la independencia judicial: derecho humano fundamental. Sólo con independencia judicial se puede hacer frente al autoritarismo y la defensa de los derechos humanos.

A partir de esta premisa, compartimos las siguientes reflexiones respecto a las próximas elecciones:

1. Son ilegítimas: por el origen, el medio y el fin.

El origen, de estas elecciones fue la reforma a la Constitución lograda por una mayoría conformada fraudulentamente. No hubo un diagnóstico de la situación del Poder Judicial y dejaron intocadas instituciones de justicia como el ministerio público y las policias. No busca corregir deficiencias, sino como venganza en contra de un Poder Judicial que en algunos casos, supo enfrentarse contra decisiones que violaban los derechos humanos, como por ejemplo, la militarización del país.

El medio empleado fue, por todos conocido, a través de la manipulación, la extorsión, la mentira, la traición y la imposición.

El fin de la reforma al Poder Judicial es romper la independencia judicial.

2. Coartan la posibilidad de emitir un voto racional, informado y libre. 

En efecto, en el pequeño caos que representa cada boleta electoral, será casi imposible emitir un voto racional, informado y libre, como lo ha señalado el Observatorio Electoral Judicial, en su reciente informe.

3. Rompen con una andamiaje institucional democrático que se llegó a construir en México.

Como es, por ejemplo, que haya:

a) Opciones que representen distintas corrientes de pensamiento o de ideas;

b) Nula injerencia del gobierno en cualquier tipo de comisios.

c) Conteo de votos por parte de los ciudadanos;

d) Posibilidad real de alternancia.

En el caso de las elecciones del Poder Judicial, nada de eso sucede, por lo que puede afirmarse que no son elecciones ciudadanas.

4. Serán inequitativas. 

El Observatorio Electoral Judicial señala que el diseño de las boletas profundiza la inequidad en la contienda, pues “Derivado de nuestro análisis, advertimos que, de las 3,202 personas candidatas a los cargos mencionados, 201 no tienen posibilidades reales de ganar, mientras que otras 103 tienen muy bajas probabilidades -equivalentes a menos de 2%-; es decir, ganarían sólo en uno de 50 escenarios posibles o incluso menos. Por otra parte, de acuerdo con nuestras estimaciones, 133 personas candidatas tienen un cien por ciento de probabilidad de ganar.”

5. Rompen con la independencia judicial.

 La piedra de toque mortal del sistema es el Tribunal de Disciplina Judicial. Se trata de una nueva institución que no tiene comparación en el mundo y que alterará por completo la impartición de justicia. Su función será evaluar el desempeño de jueces y magistrados para garantizar la calidad en su trabajo, a manera de cómo lo hace actualmente el Consejo de Judicatura Federal. Sin embargo, un aspecto importante a destacar es que las decisiones del Tribunal serán definitivas e inatacables. Esto significa que no podrán ser apeladas ni impugnadas y tampoco se podrá interponer amparo contra sus resoluciones.

Más aún, una decisión ética y correcta desde el punto de vista jurídico de un juez, podrá ser modificada por el Tribunal de Disciplina Judicial si no gusta al grupo dominante en el poder y podrá ser modificada e incluso podría ser metida a la carcel dicha persona juzgadora.

6. Tratan como asuntos similares la votación por Presidente, diputados y senadores con Jueces.

 Esto es preocupante ya que las decisiones de los primeros se basan en mayorías y en general en el sentir del pueblo, las decisiones de los segundos, jamás pueden y debe ser así, tiene que ser apegada a la constitución, los derechos humanos y la justicia. Las decisiones de los segundos son limite a las decisiones de los primeros.

7. Refuerzan una fachada democrática -sin independencia judicial-, que podría estar fortaleciendo el sistema que debería ser transformado, al tiempo que lo mantienen vivo, porque lo hace funcional.

Finalmente, sea cual sea la decisión de votar o no votar, hacemos un llamado a que participemos documentando todo lo que observemos en esa jornada y lo que seguirá en próximos años. Denunciemos públicamente todo aquello que atente contra la independencia judicial y viole los derechos humanos. Supervisemos a los nuevos jueces y magistrados y muy particulamente a los Magistrados de los Tribunales de Disciplina Judicial. Evidenciemos su actuación (buena o mala). Al final de cuentas lo importante es la independencia judicial. Ese es nuestro derecho humano.