Ciudad de México, 21 de junio de 2022.
“En los intersticios que quedan entre el sufrimiento, el miedo, la incertidumbre, por un lado, y el amor, la entrega en libertad, la confianza esperanzada y el compromiso, por otro, se abre paso la experiencia de la presencia restauradora de Dios que acoge, sostiene y alienta en la fragilidad, que envía en libertad y confiere la responsabilidad de ser mediación de su amor curativo para cada persona”. Elisa Estevez
Ante la terrible situación que vivimos en nuestro país, donde cada día decenas de personas son asesinadas, donde son muchas las comunidades que cotidianamente ven correr la sangre, donde la realidad nos evidencia violencia e injusticia, nos sumamos a la voz de quienes hoy con un comunicado, pero día a día con su vida, denuncian lo que estamos viviendo en México. La Compañía de Jesús, en memoria de sus hermanos Javier Campos, SJ y Joaquín Mora, SJ nos hacen un llamado, como iglesia y como sociedad, a:
poner nuestra mirada donde hay condiciones de violencia y olvido, ahí donde Dios se encarna y exige nuestro compromiso;
reconocer que como cristianos nuestra misión es trabajar por la justicia, la reconciliación y la paz; porque Jesús ilumina nuestras vidas y las conduce por el sendero de la vida plena;
suscitar empatía y atención pública para lograr la fraternidad que, como dice el Papa Francisco, es defensa contra el odio, la violencia y la injusticia;
dar testimonio de vida cristiana desde la certeza de que el Dios de la vida nos habita y fortalece.
Asumimos nuestro compromiso cristiano por la paz y la no violencia haciendo nuestras las palabras de Benedicto XVI: “El amor a los enemigos constituye el núcleo de la “revolución cristiana”». Precisamente, el evangelio del amad a vuestros enemigos (cf. Lc 6,27) es considerado como «la charta magna de la no violencia cristiana», que no se debe entender como un «rendirse ante el mal […], sino en responder al mal con el bien (cf. Rm 12,17-21), rompiendo de este modo la cadena de la injusticia». Y sumándonos a la búsqueda de la justicia y la verdad, expresando la voz de un país dolido: ¡Ya basta, ni una muerte más!
