De la I Jornada en torno a la Pedagogía Contextual Liberadora, uno de los temas de gran interés presentado por el Mtro. Ricardo Rubén Belotti fue el de Contextos culturales y perfiles teológicos.
Hoy, a seis años de esa I Jornada, el texto de Ricardo Belotti es completamente actual e iluminador; gracias, Ricardo, por permitirnos compartir en este blog parte de lo que en su momento nos iluminó. Estamos seguros que va a ser muy grato volver a leerte las y los que estuvimos ahí y una gran experiencia para las personas que no te conocen.
… Cinco años después de la clausura del Concilio Vaticano II empezó a crecer el interés por las formas de cómo los contextos culturales asumen un perfil teológico propio.
Actualmente, somos herederos y también testigos de una nueva conciencia teológica y de un despertar teológico participativo entre laicas(os), miembros de institutos religiosos y el clero secular en sus distintos estamentos, como también personas de otras denominaciones cristianas y los no creyentes. Ya ha pasado el tiempo cuando creíamos posible hablar de una teología invariable, eterna, inmutable, una theologia perennis. Hoy sólo podemos hablar de una teología que tiene sentido y lugar en determinado tiempo. Porque podemos aprender de otros, pero la teología de otros jamás podrá ser la nuestra.
La teología contextual es un modo de hacer teología de una manera nueva y tradicional; una de sus premisas es la siguiente: no hay nada determinado ni acabado que pueda llamarse teología; sólo hay una teología contextual: llámese teología india, teología feminista, teología negra, teología de la liberación, teología asiático-americana, teología africana…
La teología contextual es una separación radical de la noción de teología tradicional, pero al mismo tiempo mantiene una importante continuidad con ella. El pensamiento clásico concebía la teología como una especie de ciencia objetiva de la fe. La teología fue comprendida como una reflexión de fe de los dos lugares teológicos: la Escritura y la Tradición, el contenido de las cuales no podía ser cambiado y debería permanecer siempre por encima de cualquier cultura, como expresión histórica condicionada.
Lo que hace que la teología contextual sea tan radical es que reconoce la validez de otro lugar teológico, presentado en forma de experiencia humana. Cuando la teología se contextualiza, empieza a valorar la cultura, la historia, las formas de pensamiento y otros aspectos de la vida y, junto a la Escritura y la Tradición, son considerados como fuentes válidas para la expresión teológica.
Cuando me refiero a experiencia humana, no es en el sentido individualista, egoísta, intimista, sino que incorpora la experiencia de los miembros de una comunidad (experiencia comunitaria) en el contexto de una cultura. Algunas teologías contextuales están considerando la reflexión teológica, en términos de ubicación social de una persona o comunidad; y noción de la experiencia presente en nuestro contexto envuelve la realidad del cambio social, porque ningún contexto es estático e incluso la cultura más tradicional está constantemente creciendo, desarrollándose o decreciendo.
Mientras la teología clásica entendió por teología algo meramente objetivo, la teología contextual la comprendió como algo subjetivo. El término subjetivo no se entiende como algo relativo o privado, sino el hecho de que la persona o sociedad en su determinación humana, cultural e histórica es un hecho, es fuente y dato de esa realidad, y no una supuesta objetividad libre de valores o cultura.
Reconocer la relevancia del contexto para el desarrollo de la Escritura y la Tradición, es reconocer que son productos de seres humanos y sus contextos. La historia de la teología es una recopilación de teologías: teólogos griegos, latinos, reformadores, hasta el Concilio Vaticano II, y posterior al mismo. Esto revela que cada teología auténtica se ha enraizado muy bien en contextos particulares, explícitamente o implícitamente.
La teología de nuestros días debe ser una teología contextual porque:
El quehacer teológico de muchos movimientos toman en cuenta y con seriedad la experiencia humana y su contexto, asistiendo a un pluralismo en teología que no sólo debe ser positivamente animado y cultivado.
Lo que importa es evangelizar la cultura humana y las culturas. Tomando siempre a la persona humana como punto de partida y regresando siempre a la relación de las personas entre sí y con Dios. Por tanto, la contextualización está en el centro de la significación de hacer teología.
El IMDOSOC, como Instituto de reflexión y quehacer teológico por más de 30 años, sigue su misión de compartir con los creyentes y no creyentes la enseñanza social cristiana. Como fruto de los propósitos de renovación del Concilio Vaticano II y mirando el camino recorrido, podemos decir que el IMDOSOC está dentro de las reflexiones teológicas contextuales post-conciliares al servicio de la formación y compromiso en los espacios religiosos y sociales.
Guiarnos por el contexto es asumir la indignación ética y evangélica de no aceptar un mundo de injusticias, de atropellos a los derechos humanos.
Para un servidor de ustedes, y dejándome iluminar por las palabras del obispo Pedro Casaldáliga, el contexto de IMDOSOC debe seguir siendo la inspiración de la vida ejemplar de Jesús histórico y el compromiso del crecimiento del Reino de Dios (Reino-centrismo), asumir las realidades de la experiencia humana con sus cambios sociales, colocar la opción por los pobres en el centro de nuestros planes de estudios, organicidad, misión; ejercitar la profecía siendo las y los profetas que asumimos la Cruz, la Conflictividad, el Martirio; dialogar con las nuevas propuestas ecuménicas y de otras voces no del ámbito eclesial; generar novedosos espacios de eclesialidad; mantener la misión del IMDOSOC en fidelidad constante y esperanza pascual.
Mtro. Ricardo Rubén Belotti Aguirre
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