Dilexit Te: Un llamado a la acción desde la realidad de pobreza y la Iglesia en México

IMDOSOC
24 oct
5 Min. de lectura

Actualizado: 27 oct

El Imdosoc presentó ayer de forma virtual un panel sobre la Exhortación Apostólica Dilexit Te del Papa León XIV, un espacio de análisis y reflexión en el que se abordó el documento desde distintas perspectivas, vinculando el magisterio del Papa con la realidad social y eclesial de México. La ponencia completa está disponible en nuestro canal de YouTube.

1. Contextualizando la pobreza: Rogelio Gómez Hermosillo

Rogelio Gómez Hermosillo abrió la ponencia subrayando la importancia de “ver” la realidad como primer paso para una lectura encarnada de la Exhortación. Presentó los datos más recientes de pobreza en México, destacando que entre 2016 y 2024 13.7 millones de personas dejaron la pobreza, reduciendo el porcentaje de 42% a 30%. Sin embargo, advirtió que al ritmo actual, erradicar la pobreza a menos del 2% tomaría varias décadas, con plazos aún más largos para indígenas, niñas, niños y jóvenes.

Gómez Hermosillo enfatizó que la pobreza no puede normalizarse: detrás de cada cifra hay vidas concretas que necesitan atención, y que las soluciones requieren acciones personales y colectivas que apunten a cambiar estructuras económicas, sociales e institucionales.

Propuso tres ejes de acción:

Economías inclusivas y sostenibles, respetuosas del planeta.
Fortalecimiento institucional para garantizar derechos sociales.
Creación de un modelo de desarrollo articulando economía y sostenibilidad ambiental.

Explicó que Acción Ciudadana frente a la pobreza ha delineado 10 rutas concretas para orientar la acción, que abordan la pobreza indígena, la primera infancia, la educación, la inserción laboral de jóvenes, la equidad de género y la salud, entre otros. Estas rutas buscan ser pistas de acción concretas para acompañar el llamado del Papa a cambiar tanto el corazón como las estructuras sociales.

Si quieres profundizar más te invitamos a seguir sus redes sociales o página web.

2. La voz de la fe: Alejandro Palacios

Alejandro Palacios profundizó en cómo interpretar el llamado de Dilexi Te desde la Doctrina Social de la Iglesia. Señaló que la Exhortación no es solo un documento para leer, sino una guía para actuar. El Papa León XIV no propone algo totalmente nuevo, sino que reafirma la tradición eclesial del amor preferencial por los pobres, dotándola de una nueva fuerza teológica y pastoral para el mundo actual.

Destacó la necesidad de una mirada integral, que conecte la vida personal, la comunidad y las estructuras sociales, y subrayó que la acción requiere conocer la evidencia sobre las causas de la pobreza, entendiendo sus dimensiones económicas, sociológicas y políticas.

Palacios resaltó que la exhortación plantea la importancia de historizar la medición de la pobreza, evitando usar criterios obsoletos y reconociendo los derechos humanos como marco fundamental para evaluar avances y retos. Esta mirada invita a no quedarse en los números fríos, sino a acercarse a las personas y comunidades, entendiendo sus necesidades y capacidades para transformar sus realidades.

También menciona las denuncias del Papa sobre el mundo contemporáneo

El capítulo 1 identifica cuatro males estructurales:

Una cultura del bienestar y del éxito individualista.
La búsqueda del éxito “a toda costa”.
La indiferencia ante sistemas políticos y económicos injustos.
La cultura del descarte que excluye y margina.

Una conversión de mentalidad dentro de la Iglesia

El Papa llama a revisar las actitudes eclesiales que mantienen estructuras o visiones que perpetúan la exclusión. Los capítulos 2 y 3 presentan fundamentos bíblicos, teológicos e históricos de esta opción por los pobres, mostrando que está en el corazón mismo del cristianismo.

La exhortación no presenta a los pobres como simples destinatarios de la caridad, sino como “lugar teológico”, es decir, espacio privilegiado donde Dios se revela y nos convoca.

3. Acción y estructuras: José Legorreta

José Legorreta contextualiza Dilexi Te dentro del proceso histórico y teológico latinoamericano, particularmente en continuidad con la Teología de la Liberación surgida en Medellín (1968). Y destacó un punto clave del documento: su fuerte vínculo con la Doctrina Social de la Iglesia. Subrayó que el Papa dedica un apartado amplio a este tema, donde se reconoce explícitamente el magisterio episcopal latinoamericano como parte de la Doctrina Social de la Iglesia, algo sin precedentes en otras regiones.

“Este reconocimiento —explicó— es fundamental porque marca una continuidad con el camino iniciado desde los años noventa, y que en este siglo se consolida: la identificación del magisterio latinoamericano como Doctrina Social de la Iglesia. Incluso obras de referencia como el Denzinger ya incorporan estos documentos episcopales. Además, el Papa habla de un siglo de la Doctrina Social de la Iglesia, retomando la opción por los pobres desde Juan XXIII hasta Francisco, y en esa mirada, reivindica y legitima los ejes de las teologías de la liberación de América Latina, integrándolas al magisterio pontificio. Esto es totalmente novedoso.”

Para Legorreta, esta afirmación representa un cambio profundo: una Iglesia que no solo reconoce las teologías nacidas de las realidades de los pueblos latinoamericanos, sino que las acoge como expresión viva de la fe y de la opción por los pobres.

Sin embargo, también señala limitaciones del texto:

Visión limitada de la pobreza: Demasiado centrada en lo económico, sin integrar otras formas de exclusión (ecológica, de género, cultural, etc.).
Falta de autocrítica institucional: No se reconoce el dolor de quienes fueron perseguidos o silenciados por sostener estas teologías en los 70s y 80s.
Ausencia de articulación práctica: Aunque reafirma los principios teológicos, no aterriza en acciones concretas.
Olvido de las comunidades eclesiales de base: No se menciona su papel como expresión viva de una Iglesia pobre y participativa.
Carencia de perspectiva sinodal: No enlaza la opción por los pobres con la sinodalidad ni con procesos de participación laical y ministerial.

José Legorreta ofrece una lectura crítica y esperanzadora de Dilexit Te. La novedad no radica tanto en el contenido, sino en quién lo dice y desde dónde: el Papa León XIV incorpora al Magisterio Universal la voz de América Latina, reconociendo que su teología, su pastoral y su historia de resistencia son parte del corazón de la Iglesia.

El documento, sin embargo, deja pendiente pasar del decir al hacer: ¿cómo se concreta hoy una Iglesia realmente pobre y para los pobres? ¿cómo se forma un clero y un laicado que vivan esa conversión pastoral?

La invitación final de Legorreta es clara:

Releer la opción por los pobres como identidad eclesial, no como tarea añadida.
Construir una Iglesia sinodal, liberadora y encarnada, capaz de escuchar los clamores del pueblo y de la tierra.

Reflexión final: del discurso a la acción

La ponencia cerró con una reflexión surgida de la participación del público: ¿Cuál podría ser el impacto de Dilexi Te en la Iglesia en México y cómo dejar de ser solo discurso para ponernos en acción?

Se señaló que la Iglesia mexicana recibe el magisterio social de manera paradójica: con entusiasmo inicial, pero con frecuencia sin consolidar cambios estructurales. La exhortación nos invita a superar esta paradoja, promoviendo una conversión profunda donde la opción por los pobres sea central, acompañada de acciones comunitarias y metodologías vivas, capaces de transformar estructuras de injusticia y reforzar la presencia del Evangelio en los ambientes populares.

Invita a una Iglesia más comprometida, capaz de actualizar su mirada sobre la pobreza acercándose a las comunidades, escuchando, acompañando, aprendiendo del pasado y abriéndose a procesos que promuevan la justicia y la fraternidad.

La acción no es solo filantrópica, sino un compromiso con la transformación de la Iglesia y de la sociedad.

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