Miguel Rosas, coordinador del seminario de educación Paulo Freire, abrió el conversatorio recordando que la educación para la paz tiene como objetivo la construcción de un mundo más justo y pacífico. En este conversatorio se explora cómo la sinodalidad puede contribuir a la educación para la paz.
Acto seguido describió los dos conceptos centrales que se abordaron:
Sinodalidad: es una forma de ser y actuar de la Iglesia que se caracteriza por la participación corresponsable de todos sus miembros. El Papa Francisco la presenta como un modelo de participación y responsabilidad que va más allá de las estructuras jerárquicas.
Educación corresponsable para la paz: es un enfoque pedagógico que busca formar personas capaces de construir relaciones justas y solidarias, que promuevan la resolución pacífica de los conflictos y la convivencia en armonía con la naturaleza. Implica la construcción de una cultura de respeto, diálogo y cooperación entre las personas y los pueblos.
El conversatorio se dividió en 3 momentos:
La justicia social es condición para la paz.
Lenin Torres, director de CIAS por la paz abrió la conversación hablando sobre la experiencia de los proyectos de reconstrucción del tejido social. Tanto la sociedad como la Iglesia tienen la responsabilidad de sanar las desconexiones sociales que surgen a partir de hechos de violencia e inseguridad. Es necesario fortalecer las capacidades de los líderes sociales, los representantes eclesiales y las instituciones gubernamentales en su relación con la ciudadanía. Las desconexiones que históricamente se han ido generando entre la población y sus instituciones es lo que llamamos fragmentación del tejido social. Si las personas no sienten satisfechas sus necesidades de justicia, si no hay esa conexión con las instituciones en donde sean escuchadas, para generar procesos de diálogo y de construcción colectiva, es muy difícil generar procesos de transformación sostenibles.
La mirada de la sinodalidad.
José de Jesús Legorreta, teólogo especialista en eclesiología, retomó el mensaje del Papa Francisco en Laudato si, encíclica en la que habla de la degradación humana que tiene que ver con la pobreza y con la exclusión, y que es correlativa a una degradación ambiental de las instituciones y de las relaciones humanas. La Iglesia es parte de este mundo, por eso el Papa afirma que la crisis tanto relacional como ecológica es manifestación de una crisis ética, espiritual y cultural.
Con este panorama se hace el planteamiento de la sinodalidad que enmarca el cambio de las dinámicas del fenómeno religioso en la sociedad contemporánea que impactan de manera importante a la Iglesia, por ejemplo, como se dice coloquialmente, hay bautizados, pero no practicantes, este es el fenómeno de pertenecer sin creer. Por eso los datos del censo no sirven, la gente habla de un sentido de pertenencia cultural a un grupo, no de la religión vivenciada. Ahora este fenómeno se convierte en un creer sin pertenecer en donde las instituciones religiosas son prescindibles para la relación con Dios en un gran sector de los creyentes. En este proceso de desinstitucionalización la gente ya no siente la necesidad de pasar por una “aduana previa” para el encuentro con la divinidad.
La sinodalidad como un término fresco, remite a la invitación que ha quedado en pausa desde el Concilio Vaticano II, entendernos como Iglesia pueblo de Dios , la Iglesia como un misterio que se vive históricamente.
La intereducación.
La educación es un instrumento privilegiado para la construcción de paz. Si construimos paz, hacemos Iglesia, y en la medida que lo hagamos sinodalmente, juntos, tendremos una paz duradera. El Papa Francisco en Fratelli Tuti menciona dos tipos de procesos de paz: uno es la arquitectura de la paz que tiene que ver con las instituciones que vigilen y garanticen la paz y la legalidad contra la violencia; el otro proceso es la artesanía de la paz que corresponde a la educación.
En ese sentido la educación asegura procesos sostenibles porque con ella se construye una cultura distinta. Por ejemplo, entre los 79 países de la OCDE, México tiene el primer lugar en bullying. El 70% de los niños y niñas lo han sufrido en algún momento. Esto sucede porque las escuelas no están dedicadas a controlar la violencia y menos a construir la paz, lo que requiere un cambio cultural educativo.
Si quieres conocer más de los temas tratados en el conversatorio ve el video completo aquí:
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