¿Por qué un agente de pastoral, un párroco o un obispo necesitarían información estadística? La respuesta corta a esta interrogante es para tomar mejores decisiones, para mejorar la acción pastoral en sus comunidades. Ahora, la respuesta larga implica las preguntas por el quién y el cómo. Y son los observatorios diocesanos quienes contestan estas inquietudes. ¿Pero qué son? En pocas palabras, éstos son organismos que se encargan de recopilar, sistematizar, analizar y presentar la información estadística de las diócesis para que, con base en ella, las y los agentes de pastoral, párrocos y obispos puedan tomar mejores decisiones.
Ejemplo de ello es la labor del observatorio diocesano de Aguascalientes que permitió, entre otras cosas: 1) Elaborar una precisa cartografía digital en la que se identifican con claridad los límites parroquiales; 2) Captar la información generada por instituciones civiles y diocesanas para tener una imagen clara de la realidad. Es decir, permite un acercamiento más preciso y certero a la misma. Una anécdota contada por el director del observatorio puede ilustrar sus beneficios: Cuenta que en una ocasión presentaron al obispo un mapa de la diócesis donde se señalaban los puntos de concentración de población en situación en pobreza extrema, ante lo que el prelado respondió con sorpresa que siempre había creído que se ubicaban en otra parte. Y es que en muchas ocasiones nuestra labor pastoral se ha guiado por intuiciones, pero ahora la actividad de los observatorios diocesanos permite que pueda ejecutarse con base en información precisa.
Otro ejemplo son las actividades del observatorio de la Arquidiócesis de Morelia, entre las que destacan el monitoreo diario de COVID-19 en la comunidad arquidiocesana. Cuyo reporte se entrega diariamente a todos los sacerdotes y todas las parroquias para que estén enterados y vayan tomando sus previsiones sanitarias con responsabilidad y conocimiento. Además, a nivel parroquial ha permitido la atención focalizada de familiares de víctimas de la violencia, así como erigir centros de rehabilitación en puntos precisos donde había mayor presencia de personas identificadas con problemas de drogadicción.
A nivel nacional encontramos la labor del observatorio nacional de la CEM. Su análisis estadístico ha permitido importantes investigaciones, entre las que destaca el mapa de obras sociales de la Iglesia Católica en México. Dicha cartografía digital permite ubicar, por circunscripción eclesiástica, la ubicación de las casas migrantes, casas hogar, para ancianos, hospitales, dispensarios médicos, centros de recuperación de adicciones, de escucha de víctimas, de doctrina social, de derechos humanos, de atención al cuidado de la casa común, de atención a indigentes, a reclusos, a mujeres, a personas homosexuales, a niños de la calle, al abuso infantil, a familiares de desaparecidos, albergues para enfermos de VIH, cáritas diocesanas y parroquiales, centros psicológicos, comedores comunitarios, albergues para enfermos terminales, equipo jurídico diocesano, pastoral del mundo del trabajo, pastoral funeraria y leproserías. Gran trabajo que permite tanto visibilizar los esfuerzos, como crear redes de apoyo entre obras sociales.
Además, el observatorio nacional ha realizado investigaciones sobre las casas de migrantes católicas y desapariciones forzadas, entre otras. Sus resultados nos permiten comprender que la labor pastoral no está separada de la labor estadística, pues para realizar proyectos se necesita información. Bien nos lo enseña la Doctrina Social de la Iglesia en el método Ver-Juzgar-Actuar. ¿Sobre qué voy a actuar? ¿Qué voy a discernir a la luz del Evangelio? La realidad. Pero sin las herramientas adecuadas, corremos el riesgo de actuar y discernir más sobre nuestras propias interpretaciones y prejuicios que sobre la realidad que queremos transformar a la luz del Evangelio. Por eso, conozcamos, divulguemos, usemos, promovamos y unámonos a las actividades de los observatorios diocesanos.
David Eduardo Vilchis Carrillo
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