Homilía Domingo 14 de sept: Tres parábolas, misericordia y alegría
- IMDOSOC
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Lc 15,1-32

El Evangelio de este domingo (Lc 15,1-32) nos presenta tres parábolas muy conocidas: la oveja perdida, la moneda hallada y el hijo pródigo. A través de ellas, Jesús nos revela el rostro misericordioso de Dios que se alegra inmensamente cuando encuentra lo que estaba perdido.
El Padre Luis Javier Rubio nos recuerda que la misericordia divina no conoce límites: siempre está dispuesta a perdonar, a acoger y a celebrar el regreso de cada hijo e hija. Este mensaje nos invita a mirar nuestra propia vida con esperanza y a vivir con la misma misericordia hacia los demás.
Escucha aquí la homilía completa en voz del Padre Luis Javier y déjate inspirar por la alegría del Evangelio.
Transcripción Reflexión Homilía 14 de sept.
“Qué tal queridos amigos y amigas nuevamente frente a ustedes para hablar sobre el evangelio del próximo domingo, tomado de San Lucas en su capítulo 15 del versículo uno al 32 y el evangelio inicia diciendo que en aquel tiempo se acercaban a Jesús, los publicamos y los pecadores a escucharlo, gente que era temida por mala, por desobediente, por alejada de Dios y por tanto, los fariseos y los escribas murmuraban entre sí, este recibe a los pecadores y come con ellos. Esto le ofrece la oportunidad a Jesús de ofrecerles tres parábolas para que entiendan el proyecto misericordioso y alegre de Dios. Y las tres parábolas van a tener los siguientes temas, la primera la oveja perdida, cien ovejas, una de ellas se pierde y el pastor deja a las 99 por ir a buscar a la que está perdida También viene la siguiente parábola, la mujer que pierde una monedita de plata y sin embargo, mueve toda la casa para encontrarla y la parábola muy conocida ya, del hijo pródigo, el cual recibe la herencia de su padre, la despilfarra y después regresa él y el padre la recibe ante el disgusto del hermano mayor. Esta es una colección de tres parábolas que revelan la alegría y la misericordia de Dios al encontrar lo perdido y por tanto el carácter misericordioso de aquel que está siempre pendiente de sus hijos. Estas historias, como lo hemos visto, surgen de la crítica de fariseos y escribas a Jesús, por aceptar a los pecadores y buscan mostrar la misericordia de la cercanía de Dios, que es fuente de alegría para aquellos que se acogen a su misericordia. Una misericordia que no conoce límites que siempre está dispuesta a perdonar y que nos invita a vivir en el amor, ojalá mis queridos hermanos y hermanas, seamos también nosotros misericordiosos y alegres llenos de amor por todos nuestros hermanos, que el señor los bendiga y si él lo permite, por aquí nos seguiremos viendo.”
Homilía comentada por el Padre Luis Javier Rubio.
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