Julia Esquivel
Y llegado el cumplimiento del tiempo
quiso Dios revelarnos a su Hijo
en la carne de “los condenados de la tierra”
y empezamos a conocer
por qué no había dolor
semejante al Tuyo.
Y palpamos con nuestras manos
tu miseria en la de ellos
y compartimos tus lágrimas
en sus sollozos entrecortados
por lo insoportable de su dolor.
Y su clamor
trastornó nuestra vida tranquila
reviviendo la raíz de nuestra fe.
Y nos despertamos a la Vida Verdadera
que es crisis
y conflicto
y camino de esperanza.
Y tu Espíritu
zarandeó nuestra conciencia
y sanó nuestros ojos
obnubilados por una “gracia barata”
aseguradora del cielo
y satisfecha en la tierra.
Y el más tímido de tus pastores
oyó tu voz
en el balbuceo entrecortado por el sollozo
de las madres de los desaparecidos
y se atrevió a vivir
al hacerse pobre con ellas.
E hizo suya la pasión
que te llevó a la cruz.
Y encendido en el celo de tu Amor
increpó con el ímpetu de Amós
a los que teniendo ojos no quieren ver
a los que teniendo oídos no quieren escuchar
a esos, que todavía, a sabiendas…
siguen usurpando tu nombre.
Y el pueblo pobre
reconoció Tu voz en su palabra.
Tu voz inconfundible entre mil, Señor,
espada aguda, de doble filo,
que penetra lo más sutil del pensamiento.
Y el rico insensato,
y el poderoso
y el grande… Caín,
tuvo miedo.
Y el amor del Buen Pastor
derrumbó Tu Palabra
el menosprecio de “los que no son”
para avergonzar a los que creen ser.
Y fuimos testigos de tu poder
cuando a través de su voz
nos ordenaste no matar.
Y de nuevo,
Herodes y Pilatos se amistaron.
Y cualquier D’Abuisson y la CIA
se abrazaron
e hicieron proyectos…
Y un 24 de marzo de 1980
mientras anunciaba
que el día vendrá
cuando habrá “una mesa común
para todos,
con manteles largos
como en esta Eucaristía,
cada uno con su taburete.
Y que para todos
llegará la mesa
el mantel y el con qué”.
Una ráfaga
disparada de las fauces
de un fusil
made in U.S.A.
cortó por un instante (¡solamente!)
Tu Palabra, Señor.
… llegado el cumplimiento del tiempo
Tu Palabra germina y germina
y se hace cosecha infinita
en el campo del mundo.
Y la matita
de Romero
nacida en un rincón
de América Central
se hace pan y vino
de la Solidaridad Internacional.
Tu Palabra permanece
porque ningún poder
en las galaxias, o en la tierra,
imperial o nacional,
podrá destruir jamás
ninguno de tus propósitos.
¡Resucitó!
En memoria de Nuestro Obispo y Mártir:
Óscar Arnulfo Romero
22-Mar-1986
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