Poner a la persona en el centro vs Inseguridad en el proceso educativo
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Poner a la persona en el centro vs Inseguridad en el proceso educativo


Si vemos cómo ha evolucionado la pandemia y cómo se ha respondido a la educación brindada, nos podemos percatar que con razón la invitación al Pacto Educativo Global está dirigida de una manera especial a los organismos e instituciones vinculados a la educación, para que empiecen a concebir su responsabilidad social y ecológica en un contexto más amplio que el de ofrecer oportunidades de desarrollo personal y un camino profesional a los niños y jóvenes.


Además, lo que se espera es que se embarquen en un desafío mayor, menos academicista y con más valor, más holístico y menos especializado, que tenga la capacidad de dotar de sentido integral a la vida de las personas y sensibilizarlas para la acción comprometida y solidaria con los demás, con la naturaleza y con la urgente, de veras urgente, salvación del planeta.


Podemos leer en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium (2013), las encíclicas Laudato Sí (2015) y en Fratelli Tutti (2020) el combate a la “cultura del descarte” y la promoción de una “ecología integral” que permita no solo salvar la casa común sino también a los que la habitamos ya que cada día nos deshumanizamos más y más.


Muchas veces dominada por un modelo economicista, que pone reduccionistamente la ganancia en el centro del quehacer humano, diseminando el individualismo y la indiferencia, nos pide el Papa hacer de la educación una instancia formativa generadora de personas nuevas que en el futuro sean capaces de crear economías, políticas y ecologías sanas, o sea, un nuevo modelo de desarrollo, especialmente a partir del actual contexto mundial de pandemia con sus secuelas sociales ya que, “las medidas sanitarias necesarias serán insuficientes si no van acompañadas de un nuevo modelo cultural”.


La realidad es que se habla del regreso a clases presenciales, en muchas partes del mundo ya lo hicieron y desde hace mucho, y lo que no podemos olvidar es que bastantes alumnos y/o docentes y adultos vivían esos días en la escuela temerosos e inseguros por distintas circunstancias y violaciones al respeto de sus derechos y su persona. El sufrimiento dentro de las paredes de la escuela y en sus cercanías es un hecho que se ha dejado acrecentar haciéndolo parecer como “normal” por su continua repetición y cada vez con más personas sin importar edad o sexo. ¿Qué no es tiempo ya de revertir esas situaciones que producen tanto dolor tanto físisco como mental?


Para conocer más del problema, los invitamos a leer el artículo del Dr. Fco. Javier Sierra de esta semana en: https://alexandria21.digital/misdocumentos/boletines/2021-0819.pdf titulado “La inseguridad en el espacio educativo” en el que nos adentra en una problemática que puede disminuirse si ponemos en práctica desde este momento la primera de las siete recomendaciones que nos ha hecho el Papa Francisco para empezar a implementar el Pacto Educattivo Global:


Poner en el centro de todo proceso educativo formal e informal a la persona, su valor, su dignidad, para hacer sobresalir su propia especificidad, su belleza, su singularidad y, al mismo tiempo, su capacidad de relacionarse con los demás y con la realidad que la rodea, rechazando esos estilos de vida que favorecen la cultura del descarte.


¡Está en cada uno de nosotros aprender y enseñar a regular las emociones! ¿Qué esperas?


¡Hasta la próxima!



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