¿Qué entiendo por Pensamiento Social Cristiano?
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¿Qué entiendo por Pensamiento Social Cristiano?

Alejandro Aguilar N.



Desde hace algún tiempo siento la necesidad de explicarme a mí mismo, qué es lo que entiendo por Pensamiento Social Cristiano (PSC). Puesto que la mejor forma de reflexionar en voz alta es escribiendo, me he puesto a vaciar mis piensos sobre el blanco lienzo del papel. A continuación, presento de forma fragmentaria –así como fueron apareciendo en mi mente– algunas glosas al respecto:


  1. ¿Qué es un Pensamiento (P)? Es una operación intelectual objetivada, es decir, aprehendida en cuanto objeto. Intelecto viene del latín, intelectus donde inte=entre y lectus=escogido (“escoger bien”)[1]. El acto de “escoger bien” resulta del esfuerzo de buscar una verdad. Concebir el pensamiento como el resultado de un proceso tiene dos ventajas. La primera, que lo realmente relevante se vuelve el proceso de pensar, la búsqueda de una verdad, de la cual el pensamiento no es sino un resultado provisorio, siempre presto para seguirse refinando. La segunda, mantiene el ámbito de reflexión abierto: el PSC no es un corpus, es un camino[2].

  2. ¿Qué entendemos por Social (S)? Es el vínculo entre personas que, al mismo tiempo, nos hace personas. No hay ser humano en solitario. Platón afirmaba que aquel que existe aislado, era un dios o una bestia. La persona es siempre en relación con las demás. En ese sentido, es un discurso “religioso”, donde religión significaba originalmente “volver a unir” (re-ligare). De ahí que una primera premisa sobre la búsqueda de esa verdad que se manifiesta en múltiples formas mediante las que las personas organizan su ser-en-relación: la política, las comunidades, la economía, el derecho, la ciencia, el arte…

  3. ¿Qué hay de Cristiano (C) en dicho pensamiento? Una ética, es decir, una orientación de la persona en el mundo dirigida, en este caso, a la promoción de la dignidad de las demás personas. Sobre el principio fundante de la dignidad se pueden constituir los demás principios del PSC (bien común, subsidiaridad y la solidaridad) y sirve además como piedra de toque. Si la verdad que nos encontramos persiguiendo trata sobre el ser-en-relación, la reflexión propiamente cristiana se preocupa por resolver la paradoja de la salvaguarda de la dignidad como la idea reguladora de dicha relación: vivir dignamente en relación con los demás. Llegados a este punto, ya tenemos las aproximaciones necesarias en torno al PSC. No obstante, quisiera añadir unas cuantas más:

  4. La C (Cristiano) bien podría también significar “crítico”, aunque no espero que todo mundo esté de acuerdo conmigo. Actualmente, muchas personas viven su espiritualidad cristiana como si estuviera en conformidad con un mundo evidentemente injusto (algo así como “salvemos las almas, aunque los cuerpos perezcan”). Por el contrario, si partimos por pensar la dignidad de las personas como cosa dada, pero procedemos a observar que a nuestro alrededor se haya vulnerada, no podemos ignorar el deber ético de criticar las condiciones de opresión. No hay PSC donde no exista la denuncia de la contradicción entre lo que es y lo que debería ser.

  5. Contra una cierta concepción reduccionista, el PSC debe evitar remitirse únicamente a un etéreo reino de las ideas desvinculado de la realidad concreta de las comunidades. El Pensamiento (P) tiene una vocación práctica, concreta y liberadora, encontrando recurrentemente que las mejores prácticas ya contienen las semillas de un pensamiento todavía no esbozado. Un pensamiento que no aprende de las luchas por la justicia y la dignidad, poco podrá enseñar en esos aspectos.

  6. Aunque creo que se deduce de lo anterior, no sobra realizar una aclaración adicional. El PSC no puede resumirse a un corpus, una fuente cerrada o idiosincrática ni a una palabra autorizada. Es, por el contrario, un camino abierto de búsqueda de una verdad que, al igual que las personas mismas que lo recrean y lo practican, es en relación. ¿Cuál es la forma por excelencia de pensar en relación? ¡El diálogo! El diálogo ocurre en presencia de la alteridad, el otro, el diferente. Así el PSC –de forma paradójica– se piensa en relación con lo que le es ajeno: con otras tradiciones cristianas y religiosas y con discursos seculares. Esta búsqueda, a fin de cuentas, se vuelve un lugar de encuentro.

 

[1] Curiosamente, lectus es el participio de lego, que entre otras acepciones tiene “leer”.

[2] En cambio, la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) suele ser tratada como un corpus textual -por más problemático que esto pueda parecer- al buscar coherencia y unidad a pesar de los diferentes contextos en que los diversos documentos fueron redactados y la multiplicidad de plumas que tomaron parte. En términos generales, la DSI forma parte y alimenta el PSC, pero no lo agota.


 

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